La hernia discal es una patología que afecta a una gran cantidad de personas. Jóvenes o ancianos, la realidad es que todos debemos temer a esta limitante afectación que, hoy en día, está muy relacionada a nuestro actual modo de vida sedentario y en ocasiones muy mecanizado.
Empecemos por lo básico. ¿Qué es una hernia discal?
Una hernia discal es la salida del contenido gelatinoso que tiene el disco intervertebral en su interior, produciéndose una potencial lesión de las estructuras que hay en las proximidades, como por ejemplo, los nervios o las raíces nerviosas.
Esto puede suceder a nivel de toda la columna vertebral, aunque los dos sitios de aparición más común de las hernias discales son la zona cervical y la lumbar.
¿Por qué se produce una hernia discal?
Las causas de la patología discal son muy diversas y no en todas las personas tienen el mismo origen.
Si bien la causa más común es el desgaste de los discos intervertebrales a causa de la edad, también existen casos de hernias discales en gente joven. En este caso, su origen está más enfocado hacia traumatismos (accidentes, lesiones deportivas… etc) o bien hacia mecanismos de carga de peso en profesiones con gran esfuerzo físico. Otra causa que quizás se nos pasa más desapercibida es, por ejemplo, todo lo contrario: movimientos de rotación continuados en el tiempo en profesiones donde se permanece mucho tiempo sentado, lo que conlleva además la atrofia de la musculatura lumbar. Y por supuesto, como factor común y no excluyente con los demás está: el sobrepeso.
Síntomas de una hernia discal
En primer lugar, algo que debemos tener claro es que una hernia discal puede NO DOLER. Es más, cuando por otros motivos se realizan resonancias magnéticas a la población sin dolor de espalda, un gran número de personas tendrán imágenes compatibles con hernias discales siendo totalmente asintomáticas. Esto ocurre porque el tamaño de su canal medular, que es el lugar por donde circula la médula o los nervios, es ancho y por tanto, los nervios se desviarán un poco de su recorrido pero no llegarán a comprimirse.
Sin embargo, lo más normal es que duela. Las principales manifestaciones de una hernia discal pueden ser variadas, dependiendo a qué nivel se dé. Podemos nombrar algunas:
➤ Síntomas en la zona cervical:
- Cervicalgia: Dolor de cuello. La complicación más frecuente de la cervicalgia es la “Tortícolis”, es decir, la contractura muscular de la zona para intentar aliviar el dolor.
- Cérvico-braquialgia: Dolor de cuello que se irradia a un brazo. En casos graves, la persona nota, además, pérdida de fuerza o de habilidad en la mano, con incapacidad para coger las cosas
- Mielopatía cervical: Dificultad para movilizar las extremidades superiores y posteriormente trastornos en la marcha.
➤ Síntomas en la zona lumbar:
- Lumbalgia: Dolor de espalda.
- Ciatalgia: Dolor de espalda que se irradia hacia la pierna de un lado. En casos graves, puede ocurrir algo similar a la Cérvico-Braquialgia pero a este nivel.
- Pérdida de fuerza en las piernas o parálisis de algún músculo.
- Disestesias: es la percepción anormal y desagradable ante un estímulo normal en los brazos o piernas.
- Alteración de esfínteres: incontinencia fecal/urinaria o, al contrario, dificultad para orinar o defecar.
¿Cómo se diagnostica una hernia discal?
En el caso de que sospechemos que pudiéramos padecer una lesión discal deben de solicitarse una serie de pruebas que nos orientarán en el diagnóstico de la enfermedad. Entre las pruebas iniciales más recurridas están:
Radiografía de Columna Vertebral, Resonancia Magnética y Electromiografía.
Tratamiento de una hernia discal
Debemos tener en cuenta que inicialmente el tratamiento de hernia discal cervical o el tratamiento de hernia discal lumbar debe ser médico o conservador:
- Analgésicos y Antiinflamatorios, junto con otros fármacos adyuvantes (antiepilépticos), ayudan a controlar el dolor neuropático que causan este tipo de lesiones.
- En ocasiones puede ser preciso realizar infiltraciones peridurales.
- Y a veces, cuando ya nada de esto funciona es cuando debemos acudir a un especialista. El Instituto Konarium, es un centro especializado en avanzadas técnicas quirúrgicas endoscópicas y mínimamente invasivas, donde el Dr Kelvin Piña es especialista en los abordajes mínimamente invasivos a la columna vertebral.
La cirugía debe considerarse cuando el tratamiento conservador no alivia los síntomas o cuando se sospecha compresión de la médula espinal. Sin embargo, debe ser el último recurso, cuando los planteamientos conservadores iniciales fracasan en resolver la clínica.
En el caso de hernia discal lumbar, está indicada la discectomía mediante técnica estándar o mediante cirugía mínimamente invasiva.
Tengo una hernia discal… ¿y ahora?
Como ya hemos dicho en una hernia discal las molestias pueden agravarse, permanecer como molestias crónicas o, también, pasar desapercibidas.
Tanto si se realiza terapia conservadora como tratamiento quirúrgico, todo tratamiento debe ser complementado con ejercicio físico muscular adaptado y fisioterapia. Para el tratamiento de la hernia discal es recomendable, en muchos casos, la terapia ocupacional (ergoterapia) y el asesoramiento de carácter psicológico y de medicina social.
Si bien la patología causada por el envejecimiento es inevitable, los cambios en el estilo de vida pueden ayudar a cuidar nuestra espalda en general y nuestros “discos” en particular.
Como ya hemos tratado en otros artículos en este blog: Las malas posturas en nuestra vida diaria y una mecánica corporal inadecuada, el sedentarismo, la obesidad… son factores de riesgo a evitar y corregir.
Sin embargo, tener una hernia discal no es el fin del mundo.
En el próximo artículo de nuestro blog nos centraremos en contaros cómo no renunciar al deporte y a la actividad física, y a la vez cuidar y fortalecer nuestra espalda.